… Como tantos otros Sábados, mis entrañas empezaron a
respirar de nuevo camino al Sambo. La siempre apacible rutina de la ruta 6
contando los bichos que se van pegando al visor del casco, el murmullo de mi
compa que se me va despertando y pidiendo un poquito mas, y la sorpresa de
acercarme al retrovisor y ver mi propia sonrisa…lo que no me permitió prevenir
el tremendo zarpaso de un CBR arriba de
los 200 km/h!
Recuperando el aliento mientras me sale un grito de: “iiiieeejaaaa!!!”,
pude apenas divisar el cabello rubio, lacio y largo desflecándose al viento de
ese cuerpo con piel de cuero ceñido y apiladísimo…Qué ganas de correrla!!!!
(con qué, no? Jaja).
La fiaca se va estirando con los saltitos de la 215 y la
bajada de Etcheverry, apurando un poco para entrar al ritmo de la 2.
Casi por costumbre aflojo y entro en la YPF para repostar y fumarme un
pucho. Nadie conocido, solo 3 pisteros apartados, mirándola como para comérsela
a mordiscones. La rubia que me pasó estaba cargando nafta adelante mio, y la
parálisis solo me permitió bajar la muleta a tiempo. Impactante!!! Ojos azul
profundo, espalda derechita como una tabla, cintura torneada y esa parada con
una pierna avanzada arqueando un poquito la cola…
Me saqué el casco con cuidado de no chorrearlo de baba y
planté mi mejor sonrisa de viejo copado:
-
“Me devolvés la sombra que me quitaste en la 6?” jeje
-
“Ups! Perdón”, dijo
con una sonrisa traviesa que me erizó la… nuca.
-
“Cuanto le cargo jefe??? (playero con manguera en mano)
-
“LLenalo por favor, perdón.”
Ella entró al barcito de la estación y yo me quedé cerrando
la tapa del tanque en la más absoluta nube de pedos. Al instante sale con
carita de “quelevashacé” y me dice:
-
“Venía con ganas
de un cortadito y la máquina no anda…”
-
“Si querés en el baúl tengo mate”
-
“Jodéme!!! Con lo
que me gusta el mate!, buenísimo”
Emparejamos las motos en el costado del playón y me senté en
el escaloncito con el termo entre las piernas (sonó feo, no? Jaja).
-
“Qué modelo es el
Trancho?
-
“93”,
respondí orgulloso.
-
“Re noble y lo
tenés bien guerrero!”
-
“ Seehh, casi tan rápido como tu CBR, jajaj, la
realidad es que es una materia pendiente llegar a montar un 4 cilindros como el
tuyo”
-
“Aunque no lo
creas, es la primer moto que tengo, me deliré la plata de una indemnización por
despido sin saber si realmente me le iba a animar”, dijo mientras agarraba
el primer mate esmeradamente espumoso y con la vista perdida en un recuerdo no
muy grato…
-
“Dónde
trabajabas?”
-
“En una empresa
de publicidad, una multinacional, y vos?”
-
“Llevo muchos años de encierro bancario, jaja, y ahora
que hacés?”
-
“Disfruto la vida
y cada día como si fuese el último, usando lo que ahorré durante tanto tiempo.
De hecho, estoy de viaje”
-
“Que bueno!!! Para donde vas?”
-
“No sé, donde me
lleve el impulso, arranqué hoy”
-
“Tenemos algo en común, también me gusta salir sin
rumbo”
-
“Excelente el
mate!!!, venía con un poquito de fiaca”
-
“Menos mal, no me quiero imaginar como andás cuando
estás despejadita!! Jaja”. No tenés miedo de andar tan fuerte?”
-
“Al principio me
daba cosita, pero le fui agarrando confianza, sobre todo comparando
posibilidades y tiempos”
-
“No entiendo, cómo es eso de: posibilidades y tiempos?”
-
“ Tiene que ver
con todo lo que podemos hacer, y el tiempo que tenemos para hacerlo…tengo cáncer.”
Y de vuelta la sonrisa mientras me devolvía el mate…
Me quedé helado, no pude decir absolutamente nada, y lo
único que me salió es una sonrisa de dientes apretados mientras le tomé la mano
con respeto:
-
“ Te admiro!!!, cuanto valor y cuantas ganas de
vivir!!!”
-
“Gracias, pero no
te pongas mal, son cosas que pasan, te toca y ya.”
No pude evitar que se me pusieran los ojos brillosos
mientras contenía el aliento…
-
“Tus mates me
vinieron al pelo, Gracias!!”
-
“Ya arrancás?”
-
“Si, quiero pasar
por la costa a saludar a alguien a quien quiero muchísimo y hace rataso que le
debo una visita”
Nos fuimos levantando y mientras guardaba las cosas no podía
sacarle la vista de encima. Antes de ponerse el casco se acercó, me tomó las
manos y me dijo:
-
“No dejes pasar
el tiempo sin disfrutar de todo lo que te hace bien, ninguna excusa es válida.
Y cuidáte.”
Me regaló un dulce piquito y una sonrisa que no voy a
olvidar por el resto de mi vida. El CBR zumbó como un F1, inclinó su cabeza
saludando y se perdió en la profundidad del horizonte.
Y… que te puedo decir: no pude llegar al Sambo.