Seguramente escuchaste hablar cientos de veces sobre el "poder de la mente" para conseguir los resultados deseados en todos los órdenes de la vida. Y hay mucho de verdad en eso: sabemos que se trata de energía que, de acuerdo a como se utilice será beneficiosa o no para lograr lo esperado. Y en personas de mi edad, es casi inevitable hablar de energía y pensar en un cable y un enchufe a 220, lo cual no sé si supone falta de imaginación, de información, o es producto del subconsciente para dar una rápida solución a los problemas devenidos de energías negativas, cuestión que con un buen tirón del cable la corriente se interrumpa.
A ver: energía, poder de la mente, influencia... Todos ejercemos influencia sobre los demás, sobre todo lo que existe a nuestro alrededor, y todos estamos fuertemente influenciados por los demás, por el entorno y por cada experiencia de vida. Influencias que nos enseñan, influencias que moldean nuestra personalidad, (a menudo de un modo no conciente), que a veces nos hacen incluso actuar de un modo que en realidad y muy en el fondo no nos convence, y hasta incluso influenzas que nos hacen estornudar. Bobadas al margen, esta cuestión de las influencias merece cierto cuidado y atención. A primera vista sabemos que si no tomamos conciencia de todo el bombardeo que recibimos a diario, desde el ruido y la música, las noticias fabricadas y manipuladas, y las personas con las que hablamos o vemos, acabamos por incorporar elementos a nuestra personalidad como cuando se nos pega una canción de acordes cuadrados y letra estúpida que no para de sonar en la radio. Y cuando esto sucede nos encontramos justo ahí donde nos quieren: en el medio de una gran masificación ciega.
Por simple oposición, tampoco es cuestión de aislarse como cavernícola y terminar siendo un excéntrico o un marginal. Y acá viene la primera de las cuestiones: "el miedo". Miedo a no sentirse identificado con algo, miedo a ser discriminado como idiota o raro, miedo a lo desconocido. Los dos primeros miedos son los más comunes, pero el último, es el que nos hace creer casi cualquier cosa, rayando en la locura, si la influencia es ejercida por alguien astuto y sin escrúpulos. Y es de este tipo de personas de las que deberíamos cuidarnos un poco más. No hablo de huirles o evitarlos, sino simplemente de cuestionarles cada cosa que nos pretendan inculcar sin una explicación coherente y razonable o mejor aún, aunque sea razonable, sin que nos convenza del todo.
Este tipo de situaciones están presentes siempre: en el trabajo, los negocios, la salud física y mental, las relaciones sentimentales, todo. Sino fijáte: en plena era de la evolución tecnológica globalizada, cuando ya todo es demostrable y comprobable por medios fehacientes y científicos, proliferan los manochantas, curadores, los que dicen dar "ayuda espiritual", los que aseguran dar protección contra el demonio y las malas ondas, los que dicen "trabajar con ángeles!!" (jamás vi a un ágel con una pala en la mano, o levantando una pared o sentado en una computadora). Más para el lado de la Fe, prefiero creer en ángeles de la guarda, en la mano de Dios, en la bondad y en el amor. Pero es así de simple, esta gentuza se sigue enriqueciendo con la ignorancia de muchos, a los que les terminan haciendo creer que derramando sal o rompiendo un espejo van a tener mala suerte (te imaginás los pobres tipos que trabajan en una salina embolsando toneladas por día? Me vas a decir que no derraman nada? O los dueños de vidrierías, que se les rompe un espejo 2 o 3 veces por semana.? Si, ya se: a esa pobre gente les hacen prender una vela por día a San Cristal o al gauchito Salinas para cortar el maleficio). Te habrás dado cuenta, que en pocas líneas podríamos entrar en un debate interminable de ejemplos y casos de gente conocida a la que le paso....
Sabés por qué le pasó? Porque le llenaron la cabeza de huevadas, las que se encargaron científicamente de "alinear" toda la energía para el lado de la mala leche y finalmente el solícito Universo les concedió el deseo. Es como eso de la "sensación de inseguridad"... Mirá: para mi la única sensación de inseguridad es estar caminando por una cuerda entre dos edificios y con viento, ponerse a regar el pasto con nafta cerca de una fogata, o andar en moto con los ojos vendados, que en cualquiera de los tres casos, se trata de situaciones creadas por un grado de estupidez importante. Todo lo demás es producto de la.... Influencia.
Ya en un nivel mucho más conciente, habiendo conseguido hacer una costumbre con esto de cuestionarlo todo y poder así filtrar sólo aquello que nos sirva y nos siente bien, tenemos que empezar a trabajar al revés. No, no me refiero a deshacer todo lo que dije antes, sino a empezar a revisar de qué modo influenciamos nosotros mismos al resto. Claro que es lo más difícil! Porque se trata de ver y reconocer en que nos estamos equivocando para que los demás nos muestren esa "cara fea" que no queremos ver. Empezar a ver qué cosas decimos con tanta liviandad y soltura, cómo las decimos, a quién, en qué momento. Cómo actuamos en determinadas situaciones complicadas y, antes de reaccionar, desarrollar la capacidad de analizar rápidamente de que otro modo hacerlo, para no ser una mala influencia sobre los demás, ni tampoco una buena, porque no tenemos derecho en todo caso. Y volvemos... lejos de influenciar: "ser ejemplo", o ser un modelo distinto a seguir, principalmente por nosotros mismos, siendo libres para observar, cuestionar, replantear y modificar, muy especialmente nuestros actos y todo lo que aflore de nuestra inefable bocota..
Bueno basta por hoy. En cuanto Doña Musa de la Cotidianeidad vuelva, te sigo escribiendo...
Un abrazo!