No es porque sea algo prohibido o escondido, al contrario, está a la vista de todo el que lo quiera ver. Tantas veces escuchamos eso del "secreto de la vida", de tantas recetas para ser felíz, de la paz interior y, la verdad, a los ojos del común de la gente, no es tan fácil aplicar cualquiera de ellas a lo cotidiano. Sin embargo ahi está, a la vista y alcance de todos, sin importar que edad se tenga o cuan ocupados estemos, o cuanto nos quede de vida o cómo la llevamos. La verdadera fórmula es simple: ser agradecidos con la vida que se nos ha permitido, con los dones que se nos han dado, porque todos tenemos alguno, y por supuesto aprovecharlos y vivirlos con pasión absoluta. Sumar siempre, sonreir y reirse sanamente de nosotros mismos, aceptarnos como somos y amarnos tanto como amamos a nuestros seres queridos. Hacernos ese tiempito en medio de la locura contagiosa para hacer diariamente lo que nos gusta, cambiando odio por compasón, miedo por confianza, rivotril por un buen malbec, hamburguesa por asado, encierro por libertad, cemento por naturaleza y tanto mas... Conectarnos con nuestra verdadera esencia, pensar con la cabeza y decidir con el corazón, siempre. Permitirnos el propio mimo, el propio tiempo y, si ese tiempo es todo el tiempo, tanto mejor! Pero todo implica tomar ciertas decisiones, a veces de gran peso, que sólo la fuerza del alma puede levantar y tirar por la ventana. La consecuencia es el precio que pagamos, ni más ni menos que: el precio de la felicidad, de la paz del alma, del placer de ser y hacer los que nos hace bien. Ser concientes y no obsecuentes, y pacientes con el que no puede ver o entender. Ya no se trata de bajarse del tren, sino de subirse a nuestro sueño y hacerlo andar y andando hacerlo real. No importa lo que nos pongamos encima, sino cómo lo llevamos puesto, que deja de ser lo puesto para ser lo que realmente somos. Se trata de andar al propio paso, al propio ritmo, de tocar o cantar o bailar nuestra propia música, que siempre está tocando en cada pecho. Mil peros, mil excusas, que sólo justificaron nuestra propia inseguridad y miedo al cambio. La entraña llama, y la llama no es eterna. La mas simple de las frases yankis cobra todo el sentido: "Just Do it". Sólo hazlo! Y en eso estamos... Y por casa como va?
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.Sobre mí |
Ariel Villar
Amante de la vida, soñador, hiperquinético, un poco cansado, respetuoso de los mayores, aprendiz del ensayo y error, ávido comunicador, hombre de radio por afición de toda la vida, enemigo de la rutina, niño eterno, comedor de asados y mariscos, amigo del buen vino, seductor (dicen por ahí… hay gente para todo), motociclista de la ruta...
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