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La Segunda Edad
Lo que nos pasa después de los 50. Por: Ariel Villar

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Entradas por tag: vendedor-banco-dignidad-libertad
15 de Octubre, 2010 · General

Mundo globalizado, computarizado, conectado en red y en tiempo real (realidad en una pantalla de compu, claro, y una red que seguro debe estar ahí para atajar al sistema cuando se cae...), y un Universo de empresas capaces de todo para no perder terreno en el mercado (como en el mercadito de la esquina, cuando Manolo el carnicero discute con Don Carlos, porque se agarró el lugarcito de la entrada para poner la pescadería y hace que todas las clientas se gasten la plata primero). Y en ese mismo Universo, casi tan invisible como la cabeza de un alfiler comparado con el resto del mundo, pero famoso por trayectoria en su tierra, sostiene la contienda un Banco (ahora sería una... empresa de servicios bancarios) al que llamaremos "MAMUT S.A." por razones obvias, y para que no pierda su imagen sólida, robusta, fuerte, perdurable en el tiempo, y para no caer en un nombre tan extenso como su propio linaje...

    Pero como todo lo que toca la magia de la historia argentina, la imagen de este banco se fue desdibujando como una mancha de humedad en la pared:  pesado, lento, tosco, operativamente obeso, con menos reacción que el Titanic y congelado en el tiempo (como los únicos mamuts que conocemos). Por qué? Parece complejo, sin embargo, no lo es. Más bien puede decirse que la razón de su transformación es "densa", pero no "compleja". Veamos:

    En sus inicios, bastaba con pocos empleados para que este banco  produjera con eficiencia y gozara del beneplácito de su escasa clientela. Luego los clientes se multiplicaron exponencialmente y MAMUT S.A. también creció. Más sucursales, más empleados, más cargos jerárquicos, técnicos, jurídicos, y también en sistemas informáticos (el globo de la globalización también se inflaba velozmente). Pero mes a mes durante los últimos años,  fueron apareciendo nuevos competidores con nuevas propuestas, nuevas ideas, tecnologías y por sobre todas las cosas, con un arma secreta, milenaria y aparentemente caída en desuso: "Sentido Común". Estas pequeñas entidades "colgantes" (sin traducir la palabrota sería: Holdings), colgadas de enromes capitales extranjeros, se empezaron a mover con agilidad felina, suntuosidad económica y practicidad.

   Pero nuestro querido MAMUT no se preocupó por estos "bolichitos advenedizos" que, según la casi bicentenaria estirpe dirigente, "no iban a durar en nuestra particular economía"... Pero claro, justamente nuestra particular economía lo fue dotando de una gigantesca burocracia que, no sólo le sentó muy bien a la gran masa improductiva de "empleado-saurios" caciques,  auto-acuartelados en el histórico edificio hoy enclavado en la City Porteña, sino que se convirtió en el invernadero ideal para la rotura de cascarones de las nuevas generaciones.

   Pasaron los años y los balances (los que son para mostrar, no los reales, se entiende), se pusieron un poco rojos, y el parque jurásico empezó a perder privilegios. Fue entonces que tomaron "la Gran Iniciativa": en un intento por concientizar a la masa interna de la situación.. real?, se barajaron posibilidades de despidos, retiros voluntarios (este tiro les salió por la culata ya que casi se quedan sin gente), achique de sueldos o... "Comercializar!!". Salir a buscar al cliente, reconquistar al capturado por el enemigo (como el soldado Rayan), competir, y la mejor: "Vender". Y aquí empieza la historieta de nuestro "Vendedor Profesional" y su lucha por sobrevivir en un submundo hostil de otros tiempos, algo así como un motociclista en época de gladiadores...

   Todo comenzó allá por 1991 y al final de una arenga sólo soportable por hipoacúsicos, cuando al pedido de votación por algunas de las opciones planteadas por la Gran Iniciativa, y cuando la opción era más que obvia, nuestro muchacho y una veintena de "locos" más levantaron eufóricos la mano, ante la mirada desorbitada de algo más de un millar de bípedos que se esforzada por contener un asesinato en masa. En adelante llamaremos "Aroldo" a nuestro heraldo personaje, también por razones obvias (que seguramente ya se dieron cuenta de quién es).

   Así fue que MAMUT S.A. diseñó cursos de capacitación de todo tipo, creó departamentos, oficinas, sectores, y todo lo necesario para la gran cruzada, obviamente del modo más complicado y lento posible.  Aún así, Aroldo mantenía intacta la moral de su tropa interna, molestando a todo nivel con cartas y llamados para participar de los cursos. Finalmente en 1997 integra una legión destinada a un curso "de inmersión" (en el tema, no bajo el agua, se entiende), en un bello paraje cercano a Tanti en plena sierra cordobesa. Nada nuevo bajo el sol para nuestro amigo, ya que provenía de la vieja jungla del comercio, donde había desarrollado el hábito de vender casi naturalmente, sólo que ahora se preparaba para incorporar toneladas de tecnicismos marketineros, necesarios por entonces para convertirse en un Profesional de la Venta de Servicios Intangibles. Lo más rescatable: lo aprendido, la capacidad de los "capacitadores" (Sandra, Marcelo y equipo), y el hecho de haber transformado el curso en un verdadero "Viaje de Egresados Viejos"...

   La cosa fue cuando Aroldo regresó con su título bajo el brazo y un camión de ideas nuevas, y fuertes fueron los golpes que se dio contra las paredes de "La Máquina de Impedir" o, cuando menos, los interminables cuestionamientos acerca de su nueva actividad, su "privilegio" de andar suelto en la calle y sin control, la percepción de comisiones y lo peor de todo: se estaba volviendo popular por pertenecer a una "elite" de agentes capacitados para lograr el ingreso que permitiría seguir cobrando el sueldo al resto y, aún más indigesto: lo estaban logrando!  Pero Aroldo siguió imperturbable, rankeando sucursales en el Top Ten bancario, aceptando "desafíos??", convirtiendo los deseos de los clientes en necesidades, destacando fortalezas, estudiando debilidades, descubriendo nichos de mercado, practicando distintas técnicas de venta y "engrampando" la realidad de la pobre gente con cuanta huevada se le ocurriese a su entonces gurú  Peter Drucker.

   Pero como decían nuestras abuelas, "lo que no te entra por la cabeza, te entra por lo pies". Pronto Aroldo tomó conciencia de que su situación cambiaba. MAMUT pedía más resultados, él los conseguía, pero la "organización" no lo soportaba. Las debilidades internas se hacían evidentes y los "saurios" empezaban a mostrar signos de incomodidad, como si sus finos sillones de cuero centenario fueran atravesados por un irreverente dedo que les llegaba hasta el tujes. Y como sucede en todo ámbito político, todo aquello que amenazara al sistema, debía ser destruido. Pero claro, el mensaje seguía siendo claro: "Vender para sobrevivir", con lo cual cualquier directiva en contra de ello sería para la plana mayor como un "suicidio en masa". Que hicieron entonces? Solución bien argentina: igualar para abajo, embarrar la cancha y hacer desaparecer a ese puñado de locos. Desapareció la Carrera Comercial  como parte del escalafón, y en adelante "Todos serían Vendedores", y nadie cobraría comisión por ello. Y que hicieron con aquel puñado de "Aroldos" que habían detectado como con el "Perfil Adecuado", y en los que habían invertido (léase sobre-facturado en beneficio propio) en capacitación? Otra argentinada: ahora eran los "Capacitadores Ad-honorem".

   Dada la actualidad de esta historia, es mi obligación decir que todo parecido o semejanza con la realidad, no es mera coincidencia, y que la misma continúa vigente en el presente. Que es una realidad paralela a lo que en cualquier país del mundo, incluso en Argentina, es normal. Lo normal es que una empresa subsista cuando hay organización, cuando compite en el mercado, cuando vende. Y donde la mejor motivación para que un vendedor "venda", es pagarle una buena comisión como reconocimiento a su capacidad, a su dignidad profesional y humana. Porque en el fondo, todos y cada uno de nosotros, somos vendedores. Deseo terminar esta historia que aún no termina,  con las propias palabras de Aroldo:

  "Hay sólo tres cosas que jamás se venden: La Dignidad, la Libertad y el Alma."



publicado por arielvillar a las 17:43 · Sin comentarios  ·  Recomendar
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Ariel Villar

Amante de la vida, soñador, hiperquinético, un poco cansado, respetuoso de los mayores, aprendiz del ensayo y error, ávido comunicador, hombre de radio por afición de toda la vida, enemigo de la rutina, niño eterno, comedor de asados y mariscos, amigo del buen vino, seductor (dicen por ahí… hay gente para todo), motociclista de la ruta...

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