Por dar una definición previa, podemos decir de la percepción que es el modo en que recibimos toda la información procedente del entorno. Cada uno de nosotros tiene una percepción distinta, tal el caso de los aromas, mientras para mi algo es dulzón para vos puede ser empalagoso o hasta casi bordeando la acidez. Así vamos incorporando sonidos, imágenes, gustos y sensaciones que en algún momento reconocemos en el tiempo al presentársenos espontáneamente, y asociando esa percepción con su correspondiente nombre. Nombre claro está, adquirido por convención mediante la enseñanza que recibimos. De este modo sabemos que el rojo es el color de la sangre, verde el del pasto y amarillo el del limón. Que quema lo caliente y congela lo frío. Pero que pasa con la percepción a la hora de definir cosas como "el bien" y "el mal"? "Lo correcto" y "lo incorrecto", "la belleza" y "la fealdad"? Mayormente damos y recibimos ejemplos básicos como: "es un ángel" para referir a una persona buena o, "es la piel de Judas" cuando se trata de un chico con un grado de maldad poco soportable. Todo bien hasta que nos toca definir el comportamiento de personas que, sabiéndolas mentalmente sanas desde el punto de vista clínico, hacen o dicen cosas que hieren o perjudican a otros. Es entonces que acudimos al "Sentido Común", que podemos definir como "lo que siente la mayoría", lo lógico, lo normal. Irremediablemente la idea de "comunidad" (espacio compartido por todos) nos hace hilar mas fino y justificamos la mala conducta de aquellos provenientes de hogares en donde el abuso físico, la violencia, el robo, el incesto y la promiscuidad son cosas de todos los días. Y por acto reflejo en la definición buscamos al culpable, porque en realidad no nos cierra como algo justificable ni aún así.
Es simple: predicar con el ejemplo. El ejemplo del entorno de personas de esas características no es correcto para nosotros, pero para ellos es lo diario, lo común, y si es "normal" que un padre o madre lo hagan, así deberá ser. Seguimos la búsqueda de valores en la escala social y encontramos Instituciones como la Iglesia, en la que militan pedófilos, déspotas encubiertos y manipuladores económicos en su propio beneficio, el propio gobierno inundado de corrupción e impunidad, o un tsunami de abogados litigando a favor de malhechores y malvivientes, junto con jueces y magistrados haciendo causa común con ellos. Y volvemos al principio: predicar con el ejemplo. Es la percepción sobre lo que tendríamos que trabajar desde lo individual, para que, de la misma forma ascendente que buscamos responsables, obtengamos resultados. Si el seno familiar proporciona buenos ejemplos, lo normal va a ser lo bueno. Esto trasciende a lo social. Siempre.
Nos invaden los medios con información a velocidades indigestas al punto de no entender siquiera lo que después repetimos. "Formadores de Opinión"? o de "Percepción"?.
Como ves, la idea es detenerse ante cada percepción, haciéndole un poco mas de caso al instinto que a lo aprendido a presión. Si algo no te cierra, es bueno tomarse el tiempo y cuestionarlo desde la objetividad y el sentido común. Es bueno lo que nos hace bien y malo lo que nos daña, la sensación de paz a la orilla de un lago y la de libertad corriendo por el campo son percepciones que no ofrecen dudas como el fuego que quema y el frío que congela. Percepción real. Las cosas como son. Como lo fueron siempre. Esto sería como ponernos de acuerdo en como percibir las cosas? Para no herir susceptibilidades digamos mejor que será cuestión de ir coincidiendo en el modo de percibir lo esencial hasta que sea común a todos los integrantes de una sociedad. Si hablamos de utopía suena a cosa imposible: me quedo con la esperanza, que me permite soñar en una sociedad más justa y trabajar a cada instante desde lo personal para que se haga realidad.